Pues resulta que hoy fui a telcel porque mi nuevo celular estaba fallando del chip.
Siempre que voy a los centros de "atención" o que llamo al centro de "atención" telefónica (que en realidad no te atienden y nunca te resuelven problemas) me peleo (creo que ya hasta tienen un mal historial mio en el sistema) porque siempre te sueles encontrar personal inepto y nefasto, no tienen el más mínimo interes por atender a los clientes (que suficiente pagamos).
Pero pues hoy fui al centro de atención y me atendió una mujer con mucha amabilidad y excelente trato y demás (lo único que le falto es que estuviera nena). Me hizo el cambio de chip sin costo y muy rápido; en días pasados ya había ido y me querían cobrar $115.
Al final de la excelente atención le agradecí su amabilidad y la felicité, le expresé que ella era la primera persona en telcel que me atendía bastante bien. Me sonrió. Pregunté su nombre: se llama Daniela Castro y para los que suelen andar en Guadalajara la pueden encontrar en el centro de atención de Av. Patria (frente a Puerta de Hierro).
Bueno pues la moraleja: también puedes encontrar gente agradable en los lugares menos impensables, por aquello de las malas primeras impresiones.
3 comentarios:
guey te apoyo yo creo que telcel tiene el peor servicio al cliente de todos los servicios disponibles... te hacen esperar, te tienen dando vueltas, no resuleven nada ... mi mama tiene miedo de ir ahi, dice que pierde el tiempo literalmente.... yo solo esty esperando a que entre la ley esa de que el numero es tuyo y te puedes cambiar de compañia...
Yo soy odiadora profesional de la burocracia, sea gubernamental o particular (como es el caso de telcel). La gubernamental es terrible también, pero hace poquito fui a tramitar mi nuevo pasaporte y me atendió una señorita... no no no, un bombón; digo, fea como el hambre la pobre, pero SÚPER linda, así, me explicó todo con cariño, me decía "corazón", "reinita" y "muñequita", fue amable, paciente... bueno, yo hasta la quería besar. Qué triste que estemos tan acostumbrados a que se hagan las cosas mal, que nos sorprenda tanto que una persona haga realmente su trabajo... para eso les pagan a fin de cuentas.
Creo que las personas nos tratan mal porque nosotros lo permitimos muchas veces. Cuando pagamos por un servicio debemos exigirlo y si no lo recibimos tenemos la obligación de quejarnos; igualmente cuando recibimos un buen servicio hay que agradecerlo.
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